Malas Mujeres: un ensayo de feminismo, estereotipos y cuentos de hadas
Hace muchos años que no escribía una reseña y, ahora mismo, siento una sensación extraña. Es una emoción parecida a cuando te autorregalas un libro por Navidad; aunque sabes de qué se trata, no puedes evitar sentir la ilusión de abrir el paquete. Una emoción encubierta de nervios por recordar cómo se hacía, la incertidumbre de si lo haré bien y la ilusión de compartir con vosotres uno de mis hobbies: los libros.
💡En este artículo hablaremos sobre:
Cuando escogí Malas Mujeres buscaba una lectura sobre feminismo para seguir aprendiendo desde la experiencia de otras autoras. Sin embargo, era plenamente consciente de que mi cerebro en ese momento no me permitiría una lectura densa y extremadamente compleja.
En ese sentido, el ensayo de María Hesse me pareció un absoluto acierto: un breve repaso sobre el retrato de la mujer y los estereotipos que nos han acompañado (y aún lo hacen) a lo largo de la historia en diferentes disciplinas como el cine, la religión o la historia. Ninguna disciplina escapa a las supuestas doncellas esperando a su príncipe azul ni a las terribles y maléficas femme fatales.
Nosotras tampoco escapamos de las bonitas ilustraciones de la autora, ni de la cuidada edición del ensayo. Además de ser una joven autora onubense con más de una docena de trabajos editoriales, Hesse es ampliamente conocida en el mundo editorial por sus adaptaciones ilustradas de reconocidos clásicos como Mujercitas.
A pesar de ser una lectura breve, el estilo de María es fluido y extraordinariamente ameno, muy parecido a escuchar a esa autora que tanto te encanta. Una sucesión de historias y anécdotas entrelazadas que te permiten reflexionar, aprender y divertirte. En mi caso, te comparto cinco ideas que destacaría de su ensayo:
🌡️Spoilers on
Villanas, las verdaderas protagonistas
Si pudieras elegir, ¿preferirías ser la protagonista o la villana de la próxima historia de Disney? Personalmente, desde hace muchos años tengo muy claro que preferiría ser una antagonista.
Cada vez más de nosotras nos sentimos atraídas por este tipo de personajes, y María Hesse encuentra una explicación que, aunque evidente al reflexionarlo, a menudo nos pasa desapercibida: nos gustan las villanas porque son mujeres libres.
Tienen un pasado, viven su presente y, además, ¡tienen perspectivas de futuro! No esperan ser salvadas ni necesitan que alguien más les muestre el mundo. Tienen ambición, sed de cumplir sus sueños, de reinar y de ocupar el primer plano, dejando atrás las sombras.
Pienso mucho en Úrsula de La Sirenita, uno de los primeros personajes femeninos curvy de Disney, con una historia propia. Aunque sus decisiones están inevitablemente influenciadas por los hombres, Úrsula toma sus propias decisiones, ya sean equivocadas o acertadas. Rompe con los estereotipos tradicionales de dependencia y pasividad.
El mal son las madrastras
La figura de la madrastra es realmente curiosa. Presente en numerosas historias y cuentos como la encarnación del mal, siempre son representadas como antagonistas irredimibles. En los cuentos de hadas, no hay madrastras benevolentes, todas son malvadas, eso es un hecho ampliamente aceptado. Sin embargo, Hessen nos plantea una visión diferente.
El estereotipo de la madrastra malvada en los cuentos infantiles no siempre ha sido así. En muchas de las historias recopiladas por los hermanos Grimm, las antagonistas no eran las madrastras, sino las propias madres. Por ejemplo, en las primeras versiones de Hansel y Gretel, era la madre quien abandonaba a los niños en el bosque.
Pero en un momento histórico donde la familia era considerada un pilar fundamental, ¿cómo culpar a los padres por no cuidar adecuadamente de sus hijos? Las madrastras funcionaban como una advertencia en el ámbito familiar: el deber de los padres es proteger a sus hijos, mientras que las madrastras debían tener una buena relación con sus hijastros o de lo contrario, enfrentarían consecuencias desafortunadas.
Cuando la mujer imita al hombre en los clásicos
En un intento por demostrar que somos tan capaces como los hombres, muchas mujeres hemos optado por adoptar comportamientos y actitudes tradicionalmente asociadas con el género masculino.
Pero, ¿conduce esto realmente a la igualdad genuina? No buscamos ser hombres, sino obtener los derechos para todas las personas, que merecemos como seres humanos, independientemente del género al que pertenezcamos.
Al leer a Hessen, me vino a la mente un comentario de la politóloga y socióloga Miriam Jiménez sobre uno de los episodios del programa ¡Qué Hombres!, cuando uno de los presentadores comentaba que su personaje Disney favorito era Mulán: «¿Cómo no te va a gustar Mulán? Si se hace pasar por un hombre la mitad de la película».
El camino bien marcado para que no te pierdas
Independientemente de la época, desde pequeñas, las mujeres hemos sido educadas para seguir ciertos caminos a través de relatos como los mitos griegos o las narrativas bíblicas.
Estas historias han transmitido roles y expectativas, presentando ejemplos de virtud, obediencia y sacrificio en figuras como Penélope o María.
A medida que avanzamos en el tiempo, las historias se han reinterpretado y ajustado a las nuevas épocas, pero su esencia es la misma, continuando la transmisión de valores y normas sobre la feminidad, el comportamiento aceptable y las expectativas sociales.
Disney o no Disney, esa es la cuestión
La influencia de estas historias plantea la pregunta de si deberíamos seguir mostrando estos cuentos, especialmente después de leer el ensayo. ¿Mejoraría nuestra concepción de igualdad si dejáramos de enseñar las películas de Disney?
Desde mi perspectiva, no necesariamente. El simple hecho de no mostrar estas películas no garantiza una mejora directa en la igualdad de género. Es importante además el contexto en el que se presentan estas películas y las conversaciones que surgen a su alrededor.
Mostrar las películas de Disney puede ser una oportunidad para enseñar a les niñes a pensar críticamente. No todas las películas de Disney son iguales, y seleccionar aquellas que han hecho esfuerzos conscientes por mejorar la representación y reducir los estereotipos podría ser una opción válida.
Además, existen numerosas películas y programas infantiles actuales que abordan estos temas de manera positiva y educativa, ofreciendo así puntos de comparación. Con supervisión consciente y discusiones críticas, es posible disfrutar de las películas sin perpetuar sus influencias negativas.
Alentemos a las niñas a identificarse no solo con las princesas tradicionales, sino también con personajes fuertes y diversos de otras películas, como la intrépida Elsa o Anna de Frozen. De esta manera, podemos apreciar la magia y las lecciones positivas de Disney mientras fomentamos una visión crítica y diversa del mundo.
DESCUBRE LAS FUENTES 📚
- Hess, M. (2022). Malas mujeres. Editorial Lumen. Recuperado de MALAS MUJERES | MARIA HESSE | Casa del Libro
- Nuño, A. (2022, noviembre 26). ¿Cuándo surgió el mito de la madrastra mala y por qué está tan arraigado en la cultura?. El Confidencial. https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2022-11-26/mito-madrastra-mala-arraigado-cultura_3527415/
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