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El impacto de la autoimagen digital: El Efecto Proteus

Sobre un fondo celeste claro se observan cuatro avatares. El situado a la izquierda es una chica con el pelo blanco ondulado y gafas blancas. Lleva una sudadera y un pantalón negro con decoraciones hexagonales doradas y el logo puma. Está apoyada sobre un avatar negro con un gorro gris y barba del mismo color. Lleva una sudadera verde y azul con el logo de puma y un pantalón de chándal beige ancho. A su derecha hay otro avatar de un chico negro con el pelo afro castaño. Finalmente un avatar de una chica asiática con un chaleco negro corto y un pantalón de chándal negro.
Los nuevos avatares de META / Fuente: META

¿Pueden tus avatares digitales revelar información sobre tu verdadero yo en el mundo real?

La pregunta puede sonar irreal, pero recientes investigaciones sugieren que nuestras elecciones en el mundo virtual podrían estar revelando mucho más sobre nosotres de lo que imaginamos.

En 2013, les investigadores Jesse Fox, Jeremy N. Bailenson y Liz Tricase analizaron en su estudio The embodiment of sexualized virtual selves: The Proteus effect and experiences of self-objectification via avatars cómo la representación de avatares con apariencias sexualizadas o no sexualizadas en entornos virtuales afectaba a la percepción y el comportamiento de las mujeres.

Durante la investigación, las mujeres participantes interactuaron en un entorno virtual con avatares elegidos al azar y que presentaban distintos grados de sexualización; desde imágenes altamente sexualizadas hasta representaciones más neutrales.

Se observa el avatar de un juego de una chica blanca asiática sexualizada. Tiene trenzas cortas castañas, una gorra de policía negra. Una blusa anudada en un lazo blanco con un escote muy pronunciado. Tiene la placa enganchada en la blusa. Lleva pantalones cortos negros con un cinturón rojo. Tiene guantes negros y una pistola en la cintura.
La sexualización de los personajes femeninos en los videojuegos continúa muy presente. Fuente: Areajugones

Los resultados del estudio revelaron dos conclusiones muy interesantes. En primer lugar, aquellas mujeres que interactuaron con avatares sexualizados demostraron una mayor tendencia a la auto-objetivación. Es decir, percibían sus cuerpos desde una perspectiva externa, como si fueran objetos que pueden ser observados y juzgados por otras personas. 

En segundo lugar, la investigación demostró que estas mujeres experimentaron además mayores niveles de ansiedad corporal y preocupación por su apariencia física, en comparación con aquellas que interactuaron con avatares no sexualizados.

Dioses griegos, avatares y metamorfosis

Ambas conclusiones subrayan la importancia de considerar cuidadosamente la representación de género y la sexualización en los entornos virtuales. No obstante, uno de los hallazgos más importantes del estudio fue la confirmación del Efecto Proteus: la apariencia del avatar influyó en la percepción y el comportamiento de las participantes.

Las usuarias que tuvieron avatares sexualizados adoptaron más comportamientos asociados con la objetivación y la sexualización, incluso después de abandonar el entorno virtual. Es decir, la posibilidad de adaptar nuestra propia imagen virtual puede influir significativamente en cómo elegimos representarnos a nosotres mismas online. Estas representaciones virtuales a su vez pueden tener impactos psicológicos y sociales profundos en la vida real.

El Efecto Proteus defiende que la apariencia de nuestro avatar influye en cómo nos comportamos en los entornos virtuales. De esta manera, si creemos que otras personas esperan ciertos comportamientos de nosotres basados en la apariencia de nuestro avatar, es más probable que actuemos de esa manera.

Se observa una ilustración en blanco y negro de un señor con el pelo suelto, una cola de sirena y un tridente en su mano.

Este fenómeno, llamado así en honor al dios griego Proteo, conocido por su habilidad de cambiar de forma, ha sido objeto de estudio y discusión en el ámbito de la psicología y la comunicación mediada por ordenador (CMO).

Proteo representado en un grabado en madera, obra de Andrea Alciato. Fuente: Wikipedia. (No confundir con Prometeo, el del fuego).

En los entornos digitales, tenemos la capacidad de controlar nuestra apariencia de manera más fácil y drástica que en el mundo real. Aspectos como la altura, el peso o los rasgos faciales pueden modificarse rápidamente y, cada vez, con menos limitaciones. Sin embargo, a medida que cambiamos nuestras representaciones, ¿estamos modificando también nuestra manera de comportarnos?

Esta es precisamente la pregunta central de la investigación realizado en 2007 por Jim Blascovich, Nick Yee y Jeremy Bailenson y que dio como resultado el estudio The Proteus Effect Implications of Transformed Digital Self-Representation on Online and Offline Behavior.

Para comprobar la existencia del Efecto Proteus, llevaron a cabo dos estudios experimentales en entornos virtuales inmersivos. Durante el primero de ello, les participantes debían compartir información personal propia manteniendo una cierta distancia emocional con las demás personas. Los investigadores observaron que aquellas con avatares más atractivos tenían más intimidad con otros usuarios que quienes tenían asignados avatares menos atractivos.

En el segundo experimento, los datos revelaron que, durante una tarea de negociación, les usuarios con avatares más altos se comportaron con más confianza que les participantes asignados con avatares más bajos. En ambos casos, destaca el poder que tiene la propia representación digital para influir de manera significativa en el comportamiento y las interacciones en línea.

Claves psicológicas del Efectos Proteus

El efecto Proteus se fundamenta en tres conceptos psicológicos clave: la confirmación del comportamiento, la teoría de la autopercepción y la desindividuación.

La confirmación del comportamiento nos muestra cómo las personas tendemos a buscar y recordar información que confirme nuestras creencias preexistentes, a menudo ignorando otras posibles alternativas. En el entorno virtual, un avatar puede influir en la percepción de nosotres mismas y en cómo nos mostramos ante los demás.

Por ejemplo, imaginemos a una persona tímida que siente inseguridad al hablar en público. Durante una presentación en línea, decide elegir un avatar alto y enérgico para autorrepresentarse porque considera que reflejará confianza y seguridad. A medida que interactúa con otros usuarios a través de este avatar, comienza a adoptar comportamientos más seguros y convincentes, incluso en situaciones fuera del entorno virtual. La posibilidad de sentir la representación en línea como una imagen real de ella misma, esta persona ha asumido las características del propio avatar en la vida real.

Además de asumir nuevas formas de comportamiento basadas en ideas preestablecidas, las personas necesitamos justificar esa manera de actuar y pensar. La teoría de la autopercepción sugiere que nuestras actitudes hacia diferentes situaciones se forman a partir de nuestras propias acciones y la interpretación que hacemos de ellas.

Es decir, utilizamos nuestras acciones y el contexto externo para entender nuestros propios estados internos, como nuestras creencias o motivaciones. También aplicamos este proceso para entender los estados internos de los demás, lo que nos ayuda a comprender por qué actuamos de cierta manera.

El efecto Proteus amplía esta idea. Cuando interactuamos en línea utilizando avatares, tendemos a identificarnos con ellos y a asumir sus características. En el ejemplo anterior, al elegir un avatar que refleje confianza y seguridad, es probable que adoptemos comportamientos similares mientras interactuamos en el mundo virtual.

Tampoco podemos olvidar la influencia de los demás en nuestra personalidad. En ese sentido, las personas dentro de un grupo pueden perder más fácilmente su sentido de identidad personal y adoptar las normas del grupo. En los entornos virtuales, este proceso llamado desindividuación surge, entre otros factores, por el anonimato proporcionado a los usuarios.

El futuro del Efecto Proteus

Los avatares virtuales, diseñados en la mayoría de las ocasiones para ser atractivos y responder a las acciones del usuario, nos permiten como usuarios experimentar el cuerpo virtual como propio. Esta posibilidad otorga a estas representaciones el potencial de influir significativamente en nuestras creencias, actitudes y comportamientos, tanto dentro como fuera de los entornos virtuales.

Por ello, en el contexto digital actual, es fundamental comprender el impacto de estas acciones y características virtuales en nuestra vida real. No se trata solo de conocer nuestras tendencias a la hora de crear un avatar, sino de comprender que detrás de esa elección existen numerosos estereotipos y expectativas arraigadas en nuestra sociedad que aún siguen condicionando nuestra identidad online y offline.

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DESCUBRE LAS FUENTES 📚​
  1. Desindividualización. (s.f.). Psicólogo Barcelona. Recuperado de https://www.psaicologo-barcelona.cat/desindividualitzacio.html
  2. Efecto Proteus. (2020). Psicólogos en línea gratis. Recuperado de https://psicologosenlinea.net/362-efecto-proteus.html
  3. Fox, J., Bailenson, J. N., & Tricase, L. (2013). The Proteus effect: Implications of transformed digital self-representation on online and offline behavior. Computers in Human Behavior, 29(4), 1586-1591. DOI: 10.1016/j.chb.2013.01.015
  4. Santamaría, F. (2012). La comunicación mediada por ordenador (CMO) y los nuevos medios. Blog de Fernando Santamaría. Recuperado de https://www.fernandosantamaria.com/la-comunicacion-mediada-por-ordenador-cmo-y-los-nuevos-medios/
  5. Teoría de la autopercepción de Bem. (2019). Psicología y Mente. Recuperado de La teoría de la autopercepción de Bem: definición y características (psicologiaymente.com)
  6. Yee, Nick & Bailenson, Jeremy & Ducheneaut, Nicolas. (2009). The Proteus Effect Implications of Transformed Digital Self-Representation on Online and Offline Behavior. Communication Research. 36. 10.1177/0093650208330254.
Se observa el dibujo de una parte del rostro de una chica con piel rosa y ojos negros. Tiene el pelo azul. Lleva gafas de sol negras con líneas blancas, bajadas para que se le vean los ojos.

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