Ser fan sin miedo al juicio
Admiro profundamente a mis amigas. Me declaro fan incondicional de sus logros y proyectos, basando mi devoción en su habilidad para transmitir a través de sus relatos, experiencias, juegos o fanfics, y en su resiliencia para enfrentarse al mundo sin dejar de compartir sus ilusiones y esperanzas.
Adoro ser fan de muchas cosas, no solo dentro de mi círculo cercano. Admiro a aquelles escritores que como, Agatha Christie o Rick Riordan, me permitieron descubrir mundos desconocidos. También aprecio a artistas como Nathy Peluso, que no temen mostrar quiénes son ni expandir su identidad. Me entusiasma el rap, juegos como Detroit y series icónicas como Scooby Doo.
Ser seguidor implica un compromiso emocional genuino con lo que nos apasiona, ya sea una película, un libro, un equipo deportivo o los proyectos creativos de amigues. Colaboramos para fomentar una cultura de apoyo mutuo, celebramos esfuerzos, creamos conexiones y, al compartir nuestras pasiones, inspiramos a otros a hacer lo mismo, formando una red de apoyo y comprensión. También con aquelles que se encuentran ‘inalcanzables’. No olvidemos que, detrás de cada canción, hay une compositore o artiste emocionade por saber que disfrutaste con ella.
Nos cargaron de vergüenzas y de miedos de mentira
Temblando, canción de Ambkor
Por eso bailas mucho mejor cuando nadie te mira
Sin embargo, después conocer en Discord a una persona que desbordaba pasión por aquello que le resulta fascinante, he notado que a veces no expreso mi admiración tan libremente como quisiera o, al menos, pensaba que hacía. La timidez frente a la posible crítica, junto con la vergüenza de exponerse, actúan como barreras, a veces imaginarias, pero siempre con consecuencias muy reales.
En algún momento, dejamos de hacer las cosas que nos gustaban. Ya no tarareamos canciones en la calle ni bailamos cuando estamos juntes al escuchar nuestra canción favorita. El temor al juicio social limita nuestras expresiones auténticas y distorsiona nuestra realidad, pensando que los demás nos observan con lupa, atentos a cada pensamiento y decisión, evaluándonos según sus estándares.
Vivimos en función de la aceptación grupal y olvidamos nuestros propios gustos, aquellos que nos hacen únicos. Es difícil ser fan de algo sin exponerse ante otros que pueden tener opiniones diferentes, especialmente durante la adolescencia, cuando intentábamos creando nuestra propia identidad. Buscábamos encajar y, para ello, seguíamos la tendencia. En ese momento, no nos dábamos cuenta de que nunca seremos ni mejores ni peores que los demás por nuestros gustos, simplemente diferentes.
Ser o no ser fan, esa es la cuestión
La cultura fan ha evolucionado notablemente, alejándose de la percepción marginal para convertirse en un componente destacado de la escena cultural actual. Ahora, le fan no solo consume, sino que también analiza y contribuye activamente al desarrollo de diversas formas de arte.
El término fan se asocia comúnmente a grupos musicales, equipos deportivos o figuras destacadas. Gracias a las redes sociales, se ha ampliado el uso y la comprensión de este término, cambiando (poco a poco) los estigmas negativos relacionados con él.
¿Cuántas veces has escuchado que las fans son todas unas histéricas? Utilizar el femenino para lo extravagante e incómodo, a la par que implícitamente obligas a los hombres a evitar expresar aquello que les gusta. Es esencial entender que ilusionarse, expresar admiración y cariño no se limita a estereotipos o géneros específicos, sino que estas emociones enriquecen la diversidad de experiencias.
¿Es malo sentir vergüenza?
Las emociones, en sí mismas, no son malas. La vergüenza ayuda a regular nuestros comportamientos sociales, pero se convierte en un problema cuando nos condiciona significativamente y limita nuestras decisiones. El temor a la opinión externa afecta nuestra forma de vida al moldearnos según la opinión pública.
Es cierto que, en algunos casos, esos tribunales de juicio son tan reales como la censura que nos imponen. Me gusta pensar que, poco a poco y con mucho trabajo, las nuevas generaciones y, cada vez más, la nuestra, reivindicamos con mayor fuerza nuestra autenticidad.
Para mí, ser fan significa estar vivo. Vivir sin que nada realmente te interese o ilusione es una experiencia terrible que desborda y te ahoga. Por eso, en esta vida, si puedo elegir, escojo ser fan de todo aquello que me encanta; bailar debajo del foco sin importar las miradas, la vergüenza, ni mis (encantadores) pasos de pato mareado. Y elijo, en especial, y con mucho cariño, una vida disfrutando de ser fan de mis amigas.
Y para ti, ¿qué significa ser fan?
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por amigas como tú merece la pena ser fan de cosas y crear arte a partir de eso ♡
gracias por este artículo, es algo muy importante de lo que hablar y concienciarse
Gracias a ti por el comentario (y por tantas aventuras y momentos bonitos en tus escritos) <3
Me ha gustado muchísimo, Alicia 😉
¡Gracias, Paloma!