Cuando la mujer es la excepción: Síndrome de la Pitufina
¿Qué tienen en común The Big Bang Theory, Doraemon y Los Pitufos?
En un primer vistazo, estas tres series no podrían tener menos en común. Sus temáticas y estilos son diferentes e incluso sus contenidos van dirigidos a audiencias distintas. Sin embargo, si observamos a los personajes principales, nos encontramos con un patrón que se repite una y otra vez: el Síndrome de la Pitufina.
En el amplio mundo de la cultura popular, la crítica estadounidense Katha Pollitt observó como las series de televisión contaban únicamente con personajes masculinos. La alternativa consistía en grupos de personajes masculinos acompañados de una única figura femenina. En ambos casos, la representación femenina era ínfima y, evidentemente, insuficiente.
El Síndrome de la Pitufina es la práctica, actualmente aún muy extendida, de colocar a un único personaje femenino en medio de un grupo mayoritariamente masculino en obras de ficción. Ello incluye libros, series, películas o videojuegos.
Poeta, ensayista y crítica estadounidense.
Katha Pollitt integra el feminismo como una parte esencial de su pensamiento. Sus escritos se centran en temas políticos y sociales. Principalmente, el derecho al aborto, el racismo, el feminismo y la pobreza.
Además, es autora de cuatro ensayos y dos libros de poesía. Definió el Principio de Pitufina en su escrito The Smurfette Principle, publicado en 1991 en The New York Times.
Aunque hemos interiorizado completamente esta dinámica hasta el punto de pasar desapercibida, al analizarla vemos que nos muestra un mensaje claro: los hombres son la norma, mientras que las mujeres son la excepción.
En el caso de los Pitufos, el género masculino ocupa el centro del escenario principal, define cómo se comporta el grupo y escribe la narrativa entorno a sus valores. Mientras tanto, Pitufina, la única representante femenina en la aldea, existe en función a su relación con los demás. Es decir, no tiene un papel ni argumento propio, sino que se define según el personaje masculino que cuenta la historia.
Esta disparidad es aún más evidente al examinar la representación de estos personajes. La mujer se ve reducida a un conjunto de características superficiales y estereotipadas, proyectando arquetipos considerados tradicionalmente femeninos: personajes atractivos, blancos, rubios y, en ocasiones, con una cierta dosis de vanidad, disfrazada bajo falsa coquetería.
La imagen de la mujer es simplificada. Los personajes se limitan a seguir las expectativas sociales y carecen de identidad propia. Un ejemplo muy llamativo es Shizuka, personaje del manga Doraemon. A pesar de que en la serie, de mismo nombre, aparecen —con poca frecuencia— mujeres (vecinas, madres, etc.), Shizuka es la única amiga de los cuatro chicos con un papel recurrente.
Durante los episodios, Shizuka desempeña siempre un papel calmante, describiéndose como la amiga comprensiva de Nobita. En aquellos capítulos donde no aparece, su personaje a menudo es utilizando solo como interés romántico del protagonista.
Asimismo, es llamativo cómo su evolución hacia un personaje femenino independiente ha sido y, continúa siendo, un proceso muy lento, en comparación con otras figuras como Penny o Pitufina.
Independientemente de esta evolución, este escenario recurrente prevalece la idea de que un solo personaje femenino es suficiente para cumplir con la cuota de diversidad de género.
Por un lado, esto afecta laboralmente a las actrices, quienes no solo deben superar las brechas impuestas en el sector, sino que también disponen de menos oportunidades, puesto que los papeles son muy limitados.
Por otro lado, el Síndrome de Pitufina tiene un impacto directo en el espectador. Es esencial mostrar la existencia de otras realidades y diversidades para no perpetuar ideas tan simplificadas y estereotipadas sobre la presencia de las mujeres.
Especialmente en edades tempranas, es importante mostrar a les más pequeños narrativas que muestren mujeres como individuos completos. Personajes femeninos con peso en la trama y características individuales que les otorguen capacidad para definir sus propias historias.
¿Conoces otras series, libros o películas que incluyan el Síndrome de la Pitufina? ¡Te leo en comentarios!
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